Hoy quiero dedicar este post a la memoria de las personas que fallecieron en Barcelona (principalmente entre los años 1981 y 1987) como consecuencia de brotes asmático-alérgicos debidos a la descarga de haba de Soja en el Puerto de Barcelona.
Yo viví la crisis más grave de septiembre de 87, la que provocó un cambio en la normativa portuaria en mi ciudad. La crisis con mayor número de ingresos hospitalarios, con fallecidos y una gran repercusión mediática. La alerta médica que hizo que el entonces alcalde de Barcelona (Pasqual Maragall) dictara un Decreto que prohibía cualquier actividad relacionada con la Soja en el puerto de la ciudad.
Yo aún no tenía 11 años. Sí. Mi padre también superó (aunque él si fue hospitalizado) aquella angustiosa crisis de asma. Tengo muy vivos los recuerdos de aquello. Creo que es la primera vez que fui plenamente consciente que la Soja podía suponer un peligro para mí. Durante un tiempo la frase "deben estar descargando soja en el puerto" acompañó como justificación a mis crisis asmáticas, mi sequedad ocular, la rinitis...
Crisis asmáticas y descarga de Soja en Barcelona en cifras.
Evidentemente no fui la única afectada por aquel episodio. Ni mucho menos. Las cifras hablan por si solas: desde 1981 a 1996 se registraron 26 brotes epidémicos de asma en Barcelona, que afectaron a 688 individuos y originaron 1.155 ingresos en servicios de urgencia hospitalarios. Unas 40 personas precisaron de asistencia en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) y 20 murieron como consecuencia de los diversos brotes.
Las medidas de seguridad adoptadas por la administración a partir del año 1987 en las tareas de descarga del haba de soja en el puerto de Barcelona han acabado resultando efectivas en la minimización de un riesgo hasta entonces desconocido y que derivó en diversos brotes epidémicos. El agente causal, como pudo determinarse, fue la cáscara del haba de soja dispersada en el ambiente como consecuencia de la descarga de diferentes mercantes en la zona portuaria de la Ciudad Condal.
El riesgo que genera esta actividad está íntimamente ligado con la repercusión de este tipo de industria, cuya producción anual asciende a unos 120 millones de toneladas en el mundo. Según datos obtenidos de diferentes estudios sobre la materia, sólo en el puerto de Barcelona se descargan de 6.000 a 7.000 toneladas por día. Y es que el consumo de harina de soja en Cataluña se sitúa en torno a las 90.000 toneladas por mes. Esta Comunidad Autónoma produce, utilizando harina de soja, el 40 % de los piensos compuestos del total de España.
¿Qué medidas de control y corrección se llevaron a cabo?
La descarga de grano de soja se ha asociado a brotes asmáticos y al agravamiento de dolencias respiratorias El control del riesgo por la descarga de soja en el puerto de Barcelona se diseñó a partir de septiembre de 1987, tras haberse detectado un incremento del número de asmáticos que precisaban de ingreso hospitalario y producirse muertes por esta causa. En Barcelona se alcanzaron registros de más de 1000 mg de partículas por metro cúbico de aire. Tras la paralización de las actividades de descarga del mercante liberiano del que procedía la soja en esas fechas -decretada por el Ayuntamiento de Barcelona- se realizó una intervención correctora ambiental para las instalaciones ubicadas en el puerto.
La intervención consistió en la instalación de filtros de manga en los silos, el seguimiento periódico de las emisiones de polvo durante el proceso de descarga de soja y la notificación a la Unidad de Análisis y Control Ambiental del Ayuntamiento de Barcelona, de la llegada de los buques de soja a los muelles correspondientes.
El estudio técnico para reducir las emisiones canalizadas provocó que se planteara la necesidad de colaborar con las empresas de descarga de grano de soja para la evaluación de la emisión del alérgeno al exterior de sus instalaciones, control de sus filtros ya existentes y estudio de las emisiones. Las medidas de control adoptadas significaron la normalización de la descarga en el puerto de Barcelona, avalada por la disminución de los valores de inmisión de soja en la ciudad y la ausencia de incidentes con repercusiones clínicas significativa.
Aún así confieso que vivir a menos de 700 metros del Puerto de Barcelona no deja de ser inquietante...
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